Habitación frente al mar- Royal Decameron Mompiche |
Nuestra habitación tenía una vista espectacular. Estábamos frente al mar, no teníamos salida directa a la playa pero el solo hecho de estar absortos frente a aquel cuadro paisajístico relajante y cálido era suficiente motivo para sentirnos satisfechos de estar allí.
Lo primero que hicimos al recibir nuestra habitación fue disfrutar un poco en ella y bajar rumbo a la playa. Los banderines rojos predominaban en las playas que rodeaban el resort, acompañados de letreros que dejaban muy en claro, que su disfrute era bajo la responsabilidad del bañista. Aún así, no desaprovechamos la oportunidad de bañarnos en una de ellas. Era una especia de ensenada, la marea estaba alta. Las olas eran fuertes, pero para nosotros que semanas anteriores nos habíamos bañado en la playa de San Jacinto en la provincia de Manabí, no nos parecían peligrosas. El agua era una delicia: clara y cálida. No había sedimentos de arena ni restos de basura que usualmente el mar arrastra hasta las playas.
Entre fotos, risas y un delicioso baño marino que duró unos cuarenta minutos decidimos dar por terminada nuestra sesión con el mar, por aquel día. Eran tipo seis de la tarde y había que prepararse para la deliciosa cena y la infaltable farra. Ocho horas de viaje habían consumido mucha batería de energía corporal y había que recargarse antes de la diversión. La mejor de la noche estaba por empezar.
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